La vida es como el jazz

La vida es como el jazz

Por el 26/09/2017 en Blog

Improvisamos una partitura

y al cabo de un instante
varios músicos tratan
de armonizar sus notas con las nuestras,
de compartir el ritmo; y a la vez,
ser fieles a su propia melodía.

Yo disfruto tocando así contigo
y no me importa mucho
que el tema sea largo o sea corto,
tu instrumento de cuerda
o el mío de metal.

Lo que importa es que guste la canción,
que sea imprevisible.

Así nos conocimos.

La vida, como el jazz,
no puede reducirse a un pentagrama.

Ariadna G. García.

He leído varias veces este poema de Ariadna G. García, la cadencia de sus palabras, la fuerza de la metáfora, las pausas, que me devuelven ecos de sonidos conocidos (pausa).
Me deslizo sobre un pentagrama en una clase de Biodanza, compartiendo el ritmo de mi caminar con el de otra persona sin perder mi propia melodía. Me muevo contigo sin importar mucho si yo toco un instrumento de cuerda, tú uno de metal y el resultado suena madera. Danzo sin leer la partitura ¡vivir entre 5 líneas es muy aburrido! la vida es más emocionante cuando improviso, el grupo convierte mi incertidumbre en la sombra tenue de un recuerdo amargo. Expreso mi canción en movimiento desafinando…¡éxtasis! alguien me tiende la mano y armoniza mi respiración…respiro, me aferro al hilo que me une a la vida.
Mientras, las últimas notas de una canción de Duke Ellington se escapan por la ventana.

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