El Poder transformador de la vivencia
El psicólogo Dacher Keltner de la Universidad de Berkeley ha descubierto el poder curativo de la Capilla Sixtina. La vivencia de contemplar obras de arte estimula niveles saludables de citoquinas (proteínas esenciales en el sistema inmunológico) y activa circuitos de recompensa en el cerebro que neutralizan el estrés.
El poder de la vivencia dentro y fuera de la sala de Biodanza es evidente. El instante vivido con intensidad en el momento presente tiene un efecto corporal expansivo con un gran poder trasformador. La combinación de la música, el movimiento y el grupo despiertan la sensación intensa de estar vivos, una sensación que implica componentes físicos, emocionales y cenestésicos, y que abarca a la persona en su totalidad.
¿Por qué los investigadores no habían reparado antes en este fenómeno? La respuesta, según Jennifer Stellar, investigadora de la universidad de Toronto (Canadá), es porque los investigadores se centraban en las emociones negativas.
Sin duda, un gran avance científico que Rolando Toro ya intuyó cuando propuso Biodanza como un sistema vivencial.
Podríamos decir entonces que una sesión de Biodanza activa los mismos mecanismos a nivel cerebral que la contemplación de la Capilla Sixtina o de cualquier otra obra de arte.
Así que disfrutemos todos la posibilidad de danzar en cada sesión como si estuviéramos en el museo Picasso de Barcelona o en el Louvre.
