Hay mañanas y mañanas
Mañanas luminosas y abiertas al optimismo,
la alegría se teje con mimbres invisibles.
Mañanas urgentes, la noche nos espera.
Mañanas de carnaval envueltas en risas y azúcar,
el almíbar se cocina a fuego lento.
Mañanas de perfume y carmín.
Mañanas de café y bostezos infinitos,
la pereza acecha en aire.
Hay mañanas sin mañana.
Mañanas de funeral teñidas de desencanto,
la decepción se esconde detrás de la puerta.
Mañanas eternas con sabores metálicos,
el tiempo está escrito con fuego y hierro.
Mañanas sin futuro, aquí y ahora en la almohada.
Mañanas frías en el trópico,
la soledad está grabada a golpe de hielo.
Mañanas que susurran certezas al oído,
hoy una revelación me acaricia la piel:
“La única forma de conocerme, es dejar que me quieran.
Es así como el corazón se dilata, y el miedo se contrae”
Hay mañanas que abren la puerta al mañana.